martes, 5 de abril de 2011

Intervención psicológica en obesidad y adhesión al tratamiento

Basándose en el supuesto que considera la obesidad como consecuencia de la combinación de ingesta excesiva de calorías y patrones de conducta sedentarios, la mayoría de los tratamientos de la obesidad suelen centrarse en dos ejes fundamentales: Instauración de una dieta hipocalórica y creación de hábitos saludables de actividad física. En este sentido, la obesidad sería el resultado de un desequilibrio entre la energía ingresada y la gastada, dando lugar a un sobrante de energía que se deposita en forma de grasa en los tejidos del organismo. Planteamiento bastante lógico pero algo lineal e insuficiente para abordar un problema tan complejo como la obesidad. La instauración de una dieta hipocalórica y patrones de actividad física saludables son esenciales para bajar y mantener un peso saludable, pero para ser mantenido en el tiempo, es preciso considerar otras variables relativas a la adhesión al tratamiento, factor determinante en el abordaje terapéutico de los trastornos de la conducta alimentaria y especialmente la obesidad. Por lo tanto, hablar de tratamiento para la obesidad es hablar de adhesión al tratamiento. De ahí que “la correcta concienciación del paciente, su adhesión al tratamiento y la adecuada sincronía entre el mismo y su ritmo son claves para el éxito terapéutico”. (J.C.Sierra, G.B. Casal, I.Ambrosio, 2004).

La importancia de la adhesión al tratamiento viene determinada por un lado, por lo que supone la obesidad, como factor de riesgo para la salud y por otro lado debido a la dificultad objetiva que supone obtener resultados a corto y medio plazo y sobre todo mantenerlos a largo plazo, La meta principal del tratamiento no sólo es perder peso, sino mantener los nuevos hábitos a largo plazo. Lo que indudablemente exige un esfuerzo prolongado.

Desde el punto de vista psicológico, la obesidad se conceptualiza como una patología crónica con una etiología multifactorial, y como tal exige una aproximación terapéutica a largo plazo y un abordaje multidisciplinar cuyo nivel de intervención dependerá del grado de obesidad y del nivel de riesgo y las características de cada paciente. En este sentido, personalizar los tratamientos y adecuarlos a cada paciente sería algo fundamental. Como todos los cuadros, un abordaje terapéutico eficaz requiere una evaluación adecuada (multidisciplinar) para determinar el nivel de intervención, según grado de obesidad y nivel de riesgo. Para ello sería  imprescindible la colaboración con otros profesionales (médico, nutricionista etc.), con el objetivo de controlar el peso, las posibles patologías asociadas y los factores de riesgo que presenta cada paciente.

Desde nuestra perspectiva como psicólogos, una evaluación adecuada nos permite establecer unos objetivos terapéuticos reales y aplicar una terapia proporcional al problema planteado. En este sentido, se utilizan las técnicas adecuadas y se manejan las variables que pueden favorecer una mejor adhesión al tratamiento. En este caso, se analizan los factores causales; La evolución del peso en el tiempo; El grado de motivación del paciente; Las consideraciones culturales; Los factores psicológicas, sociolaborales y metabólicos,  responsables de la adquisición y mantenimiento del problema. Esta visión multidisciplinar se plasma en la importancia concedida a la influencia de los factores cognitivos y conductuales en el desarrollo y mantenimiento del problema de la obesidad.  De ahí, que los  tratamientos actuales de la obesidad se centran no sólo en la educación sobre nutrición y el aumento de la actividad física, sino también en la evaluación y modificación de las variables cognitivas y conductuales asociadas.

La pérdida de peso lograda a través de la implantación, por parte de un especialista de dietas hipocalóricas que el paciente debe seguir con "fuerza de voluntad" presenta generalmente mayor índice de fracaso, tanto por las dificultades de una adhesión mantenida al tratamiento, como por la recuperación del sobrepeso una vez conseguida la meta. Para lograr un cambio real y duradero, es imprescindible elaborar un programa terapéutico multimodal, basado principalmente en el cambio de actitudes hacia el problema que permitan una mayor adhesión al tratamiento e instauración de hábitos alimenticios saludables.
Partiendo de esta línea multicausal de la obesidad, y para aumentar la adherencia al tratamiento es importante valorar y afianzar variables como:
  • Nivel de concienciación del paciente respecto a su problema.
  • Motivación para el cambio, (expectativa hacia la dieta y el ejercicio físico,expectativa sobre los resultados que espera obtener). 
  •  Percepción que se tiene sobre la imagen corporal, sobre todo, la sobre-estimación de la imagen corporal.
  • Grado de adhesión a posibles tratamientos anteriores.
  • Dificultades percibidas y cadenas conductuales que mantienen su conducta problema (ingesta, sedentarismo, hábitos alimenticios inadecuados).
  • Niveles de ansiedad, falta de recursos y estrategias para hacer frente a los problemas cotidianos, déficit en habilidades sociales etc. 
  • Apoyo social con que cuenta el paciente como fuente tanto de reforzamiento positivo como negativo.
  •  Creencias erróneas y auto-verbalizaciones que se asocian al fracaso, patrón de respuestas caracterizadas por aspectos cognitivos displacenteros (pensamientos de culpabilidad, pensamientos negativos sobre uno mismo, esquemas cognitivos irracionales respecto a la comida, el peso y el ejercicio etc.). 
  • Aspectos motores como la ingesta compulsiva de alimentos.
  •  Aspectos de activación fisiológicos.
  •  Patrón de actividad y estilo de vida. Etc.
De las técnicas y procedimientos terapéuticos, que se suelen emplear para tal fin se destacan los siguientes: Autorregistros ; Control de estímulos; Entrenamiento auto-instruccional ;Técnicas de reforzamiento para fomentar la motivación de cambio; Contratos conductuales ; Reestructuración cognitiva; Entrenamiento en habilidades sociales ; Resolución de problemas; Implicación de las personas que conviven con el paciente como fuentes de reforzamiento de conductas adaptativas para reforzar su adherencia y logro. Todo ello de forma  gradual, paulatina y acorde siempre al ritmo de cambio de cada persona en particular.
Mohammed Jamil El Bahi
Psicólogo / Psicotererapeuta
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